A 31 años de tu partida
El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor
Simón Bolívar.
Por Andrea Arias Moro
Se le apodaba en su medio familiar "Alí" porque sus abuelos eran árabes, más su nombre verdadero era Ely Rafael Primera Rossel quien nos dejó el 16 de febrero de 1985.
Si nos paseáramos por toda la discografía de nuestro Alí, faltaría tiempo, hojas y espacio para tanto amor que cantar y que contar, Alí, siempre Alí, vive a través de sus canciones que se encuentran más vigentes que nunca, y así como en sus letras decimos en coro que la patria es el hombre.
Alí, un hombre especial que, desde los primeros años de su infancia, tuvo que enfrentarse con los acontecimientos más difíciles o extremos de los que circundan la existencia del ser humano: la muerte y el hambre, logró que su canto se hiciera inmenso, que su nobleza se esparciera por todas y todos en el mundo, y así, de este modo muchos amamos cuando escuchamos Amor en Tres Tiempos, lloramos con Canción en Dolor Mayor, suspiramos con Blanquisima Gaviota, sonreímos con Cuando llueve llora el Sol, nos enamoramos con Estar cerca del Riachuelo, y cantamos con La canción del Lunerito una de las ultimas canciones escritas.
Alí, hace 31 años, nos dejaste, y dejaste tu poesía, dejaste tu voz y tu melodía para amar, para cantar y para luchar; tus letras hoy suenan y son mas que versos escritos, es poesía para continuar en esta luchas por nuestro principal recurso natural no renovable.
Alí nos invita constantemente a la lucha, su música de protesta nos permite distinguir a fondo a los que van comiendo dioses y defecando demonios, su música ha inspirado a miles y millones que a diario resolvemos defender nuestro país, habrá sido quizá los zapatos de mi conciencia que mal que bien nos van llevando.
Alí, su verbo, su accionar y su constancia ¡Cuánta grandeza en un hombre sencillo y de la tierra herida! De la que se levantan árboles florecidos alrededor de los cuales revoletean inquietos pájaros que pondrán en su garganta el canto necesario que aportará la música y el agua que hará brotar las espigas del sustento.
Alí nos dejó un legado inmortal, nos enseñó entre tantas cosas el respeto a sus semejantes y a la naturaleza y lo transmitió por demás en sus letras cuando en su canción "Madre, déjame luchar" le recordase que ella "le enseñó a no matar las mariposas que en su jardín cultivaba".
Un gran mensaje de amor son sus letras, fíjense si no cuando escuchen o pronuncien el amor iguí, el amor iguá, palabras que no existen en el idioma castellano pero que tienen un sonido muy bonito, así lo expresó mientras contó que se inspiró en escribir el tema por sus hijos.
Alí, que tu canto no se pierda, que tu canto florezca, que tu mensaje siga recorriendo todos los rincones de la patria, que el cuatro siga sonando como en Gallo Pinto anunciando la victoria, esa victoria que nos merecemos, así vamos sosteniendo tu palabra, porque nos enseñaste que es mejor perder el habla que temer hablar.
Alí, gracias hermano, gracias camarada del amor, escuchamos en tus letras “que seria de la tonada sino existiera Simón” hoy debemos decir: ¡Que seria de nuestra Revolución, que sería de nuestra Patria, que sería de las luchas en Venezuela y de aquellas por liberar a Haití sino existiera Alí.