Cuesta trabajo encerrar en un puñado de párrafos, palabras e ideas, la grandeza de un hombre excepcional, que en apenas 42 años de vida acumuló la obra y el mérito necesario para trascender en la historia de Cuba y porqué no de América. Con un pensamiento universal, lleno de sabiduría, adelantado a su tiempo, vio en el amor la fuente de toda riqueza y convirtió la lucha por la independencia de Cuba y de los pueblos del continente en el motivo central de su vida, de su accionar político-social y en el tema central de gran parte de su voluminosa obra.
De padres españoles, Don Mariano, valenciano y Doña Leonor, canaria, nace José Martí en La Habana el 28 de enero de 1853, convirtiéndose en el primogénito de una familia numerosa y de escasos recursos. Pepe, como lo llamaron sus familiares y amigos, se destacó desde temprana edad, por su inteligencia, su voluntad y el deseo infinito de luchar por conseguir la independencia de Cuba de la metrópoli española, de fundar la patria y con ello el eslabón indispensable de la identidad y reafirmación de los pueblos de América.
José Martí se destacó no solamente por su ideario político, su lucha constante por la independencia cubana, la fundación del Partido Revolucionario Cubano, (que aunó a los exiliados dispuesto a contribuir de alguna manera a la lucha) y su americanismo, sino también por su obra humanista, que abarca su trabajo como ensayista y periodista, como orador, crítico literario, autor teatral, traductor y poeta.
Fue un hombre que vivió y amó intensamente y convirtió en objetivo absorbente de su vida: lograr la libertad de Cuba, sacrificando para ello el bienestar familiar y personal, su carrera literaria y hasta su vida.
Conocidas personalidades de diferentes latitudes, han comentado la vida y obra de Martí, no quiero repetir aquí lo dicho por ellos, pero si citar algunas palabras del epistolario martiano, que marcan, su enorme dimensión de cubano universal.
A su madre:
“Madre mía:
Hoy, 25 de marzo, en víspera de un largo viaje, estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.”
A María Mantilla:
“…La elegancia del vestido- la grande y verdadera- está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Muchas tiendas, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro y quiere disimular lo poco.”
“Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa y la belleza echa luz”.
A Federico Henríquez y Carvajal:
“De vergüenza me iba muriendo –aparte de la convicción mía de que mi presencia hoy en Cuba es tan útil por lo menos como afuera-, cuando creí que en tamaño riesgo pudieran llegar a convencerme de que era mi obligación dejarlo ir solo, y de que un pueblo se deja servir, con cierto desden y despego, de quien predicó la necesidad de morir y no empezó por poner en riesgo su vida.”
“Donde esté mi deber mayor, adentro o afuera, allí estaré yo.”
No queremos terminar, sin citar algunas palabras de Martí de total vigencia relacionadas con el medio ambiente:
“El mundo sangra sin cesar de los crímenes que se cometen en él contra la Naturaleza.”
…”la tierra no la heredamos de nuestros padres, la hemos pedido prestada a nuestros hijos”…
“…Y cuando se tienen buenos maderos, no hay que hacer como los herederos locos de grandes fortunas, que como no las amasaron, no saben calcular cuando acaban, y las echan al río; hay que cuidar de reponer los maderos que se cortan, para que la herencia quede siempre en flor, y los frutos del país solicitados.”
En todas hay un mensaje hacia el cuidado del medio y la sostenibilidad, al que árbol de vida se suma al insistir en su lema de“hacer mejor nuestro pedacito...”
